Hace unos días pasé por la habitación de mi hija. Ella
estaba estudiando, y aunque es una niña muy tranquila, en ese momento estaba
muy nerviosa. ¿Qué te pasa, le dije? Mami, no me concentro, no sé qué me pasa.
Le dije, descansa un ratito y te sentirás mejor. De repente, sin que yo le
dijese nada, empezó a respirar profundamente. Le pregunté, ¿quién te ha
enseñado eso? Quien va a ser, tú, tú lo haces y yo me fijo. Guauuuu, eso me
hizo reflexionar. Los niños son esponjas. Absorben tanto lo bueno, como lo malo
de su entorno.
Proyectamos en
nuestros hijos de forma inconsciente. ¿Y qué proyectamos? Nuestras propias
expectativas, nuestras frustraciones, nuestros problemas sin resolver, por
supuesto también proyectamos de forma positiva, nuestros valores, etc…
Cada día de nuestra vida hacemos depósitos en el banco de memoria de
nuestros hijos. Charles Swindoll.
Ayer escuché un caso que podíamos poner de ejemplo y que
desgraciadamente ocurre a diario. Una niña quedó 4ª en su competición de
gimnasia rítmica. El padre le dijo: para quedar 4ª, mejor no compitas. ¿Ese
padre le preguntó cuál era su objetivo en esa competición? ¿Estoy segura de que la expectativa del padre era quedar
por encima de ese puesto, lo que no sabemos es como se sentía ella?
Proyectamos en
nuestros hijos todos los padres. Y quien esté a salvo que tire la primera
piedra. Y es así porque la que actúa es nuestra psique inconsciente, la cual
está integrada por deseos, experiencias y recuerdos.
Moraleja: si queremos
un mundo mejor, si queremos un futuro mejor para nuestros hijos, empecemos por
nosotros mismos.
Compañer@s del viaje de la vida. Muchas gracias por acercaros por mi blog. Espero vuestras reflexiones ¡¡¡Elige tu viaje!!! ¡¡¡Estaré encantada de
acompañarte hacia tu destino!!! coralgm8@gmail.com