jueves, 4 de junio de 2015

Nuestro peor enemigo, nuestro saboteador interior.



Cuando decimos que nosotros mismos somos nuestro peor enemigo, sin lugar a dudas, estamos en lo cierto. Ainsss, nuestro saboteador, ese diablillo que solemos situar en nuestro hombro. Esa vocecita que nos llega desde nuestro interior y nos limita para hacer lo que nos hemos propuesto. Solemos tener muchos, pero siempre hay uno que es el más fuerte, el que nos echa un pulso casi constante y muchísimas veces nos gana. 



Ese que tiene un efecto positivo, que posiblemente es placentero. Muchas veces, intenta protegernos para que no salgamos de nuestra zona de confort. Nos intenta hacer creer que no somos capaces de llegar a conseguir nuestros objetivos. Y nos dice, ten cuidado que te vas a caer, no hagas eso que no te saldrá bien. Nos dice: ¿pero qué necesidad tienes de complicarte? Vas a perder el tiempo. Vas a perder el dinero. Eso se te da fatal y un largo etc…

Pero en el otro hombro tenemos a un angelito que nos da fuerzas, que nos motiva a dar los pasos. Ese que se ilusiona, que se apasiona. El que nos dice que vale la pena intentarlo. Que no pasa nada si se fracasa. Que el fracaso es el mejor aprendizaje.

La clave está en saber escucharlo e identificarlo. Y preguntarnos. ¿Qué piensa, qué dice o que siente? ¿Cómo se comporta? ¿Qué tono de voz utiliza? ¿Cuál es su intención positiva? ¿Qué nos gustaría hacer a nosotros, a pesar de lo que nos diga?

Igual, si elegimos ser más conscientes podremos observar las cosas de otra forma. Y quizás, podremos saber quién nos habla realmente.  
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario